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viernes, 8 de noviembre de 2013

A DESINVENTAR LA BASURA



La basura es algo conceptual, no material, y como tal se supera el superficial y cortoplacista discurso de responsabilizar al estado, central o local, por la basura en las calles ante el paro de los funcionarios públicos. Se trata de instalar la idea de la NO Basura, esto es, llevar el problema desde un "qué hacer con la basura" hasta un "qué hacer para que no exista basura". Es complejo y simple a la vez. Todo en la naturaleza, salvo el humano, existe en procesos cíclicos, y por tanto infinitos. En cambio nosotros, que nos relacionamos con la naturaleza como si fuera una despensa y basurero, extraemos materias primas, procesamos, producimos, usamos y desechamos, y en una manifestación de irresponsabilidad egoísta e ignorante, almacenamos nuestros desechos, mezclados, hediondos, jugosos, tóxicos, no biodegradables, útiles. Y cuando se llena el “hoyito” vertedero, lo tapamos y abrimos otro. Absurdo. La idea nefasta de “externalidades” de la macro y microeconomía, se ha instalado entre nuestras relaciones, al punto, de creer que el deber moral comunitario se cumple con dejar las bolsas listas para que el camión de la basura las recoja dos veces por semana. Y si esto no sucede, el culpable se llama presidente o alcalde. Repito, absurdo.   
Una mirada distinta, opuesta, y curiosamente hermosa y poética, se encuentra en el Manifiesto a la Santa Mierda de Hundertwasser, sobre el desecho biológico sólido (caca), este arquitecto-pintor opina “La mierda se convierte en tierra que se posa sobre el tejado, se convierte en hierba, bosque y jardín, el círculo se cierra, deja de haber deshechos (…) restablecer el ciclo artificialmente interrumpido, de la mierda a la comida. Invertir el ciclo natural significa atribuirle el valor espiritual del mito de la energía vital. De esta forma la materia fecal espiritualizada adquiere el poder inmaterial de la energía cósmica. Se convierte en el elemento constitutivo de nuestra resurrección… la mierda es nuestra alma”.
Por todo lo anterior, llamo a revisar la responsabilidad individual, el empoderamiento de la ciudadanía que sumando de un@ en un@ se dé cuenta que la solución real, de fondo, no es tener recolectores de basura bien remunerados que lleven nuestra basura lejos a hoyos no infinitos donde podamos olvidarnos de su generación, existencia y daño (Morrompulli); la real solución es hacer desaparecer la basura, no como objeto, cosa, sino como idea, noción.
Si en las calles hay montañas de basura o sacos de residuos perfectamente reciclables, reutilizables, reinsertables al metabolismo tecnocultural humano, depende de convicción + acción + sabiduría ecológica. Esta alquimia no cambia la estructura molecular de la materia que mal llamamos basura, sólo cambia su organización; es actitudinal y valórica, no material.
Así se pasa de la Basura a la No Basura.

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