contacto

otto.luhrs@gmail.com

jueves, 30 de septiembre de 2010

Los verdaderos criminales tras los atropellos


Por Otto Lührs



Este escrito nace en respuesta al atropello fatal de una ciclista en Río Bueno y con participación de un camión, hace unos meses. El hecho despertó peticiones hacia las autoridades respectivas de proteger el derecho que tenemos los ciclistas de usar las vías de manera segura, para lo cual se demanda la condena del camionero involucrado.


Hoy en los noticieros nos encontramos con el atropello, creo en Santiago, de una abuela (muerta) y su nieto (al borde de). Los familiares entrevistados piden que “se haga justicia” en relación al taxista, la prensa destaca que al conductor ni siquiera le retuvieron la licencia.


(postdata, abril 2010, escolar atropellada y muerta por cruzar calle oyendo música con audífonos)


En ambos casos, al menos en mi conocimiento de los hechos, no hay datos que permitan defender una solicitud de condena para los conductores de los vehículos. ¿estaban bajo la influencia de alcohol o sicotrópicos? ¿exceso de velocidad? ¿hablaban por celular sin manos libres y se distrajo? no sé, no he sabido de algún indicio de responsabilidad penal.


Y casos así hay por miles. Ya es hora de realizar miradas transversales, globales, análisis de contextos más que de cada caso aislado, pues yo no respaldo la impunidad. Ni creo que la muerte de esta persona sea algo accidental atribuible a la mala suerte (tan sólo la mala suerte de habitar Chile en el inicio del s.XXI)


Yo sostengo que si hay culpabilidad criminal, pero esta radica en otras personas, otras esferas. La de los choferes puede existir o no. Es circunstancial. La que ahora señalo siempre está presente, y aunque pasa desapercibida, ahí está. Me refiero a la esfera decisional, técnicos, autoridades políticas, legisladores, urbanistas. Por ahí debemos pesquisar en busca de culpables.


Pues es un acto de responsabilidad criminal el tirar en la misma vía, a que convivan personas de velocidad y peso tan increíblemente distintos. O no resguardar la integridad peatonal en los cruces.


¿A quién se le ocurre que ciclistas y vehículos rápido/pesados deben compartir las vías? si el pobre tipo del camión ni se enteró de su atropello hasta que le avisaron testigos presentes!!!


¿Podemos sentirnos criminales de pisar una cucaracha sin querer? Y no lo digo peyorativamente, si yo mismo soy cucaracha día a día.


Y sin embargo, la ley 18290 es clara:


Vehículo: Medio con el cual, sobre el cual o por el cual toda persona u objeto puede ser transportado por una vía


Conductor: Toda persona que dirige, maniobra o está a cargo del manejo directo de cualquier vehículo, de un animal de silla, de tiro o de arreo de animales;


Calzada: Parte de una vía destinada al uso de vehículos y animales;


Ciclistas, taxistas, camioneros somos conductores de vehículos, y en la calzada podemos y muchas veces debemos convivir, unos a 20 km/hr y otros hasta 120 km/hr; y a los lados de estas vías hay unas ISLAS viales llamadas aceras, y sus usuarios, los peatones, están obligados a adaptarse a este sistema extremando precauciones al pasar de una isla a otra o simplemente no saliendo de su isla.


Y mientras, técnicos o urbanistas de seguro piensan que lo hacen bien pues diseñan vías "legales" que restringen libertades o fomentan y justifican los atropellos ¿acaso aún alguien cree que legal / correcto / justo son sinónimos? ¿y que la conciencia puede estar tranquila si es que se actúa diseñando el viario urbano dentro de lo legal, de la “norma” aplicada deshumanizadamente?


Aceptar que el crimen es de los choferes, conseguir una condena, lograría quizás que ESOS choferes no vuelvan a atropellar, o al menos sean más consiente. Y el resto?


Ojo, los actos ocurren en sistemas que los sostienen, promueven, a veces justifican. Las reglas y diseños viales están configuradas de tal forma que un crimen como el de Río Bueno se diluye entre la opinión pública como accidente. Incluso no faltará el que exprese que esa mujer no debiera haber estado en el camino del camión, pobrecito chofer. Alguno también se preguntará si la abuela fue cuidadosa al cruzar con su nieto de una isla a la siguiente.


Los dardos de la culpabilidad deben apuntar a los responsables de la configuración del escenario del crimen, ya sea por poder político, técnico o normativo; entonces creo estaremos atacando de raíz el problema, pues debemos hacer temblar, visibilizar las visiones, concepciones de organización solapadamente jerarquizada del sistema vial chileno.


El peso de los vehículos no es algo que se pueda intervenir, quizás regular. Pero la física aporta otro factor relevante en esta inecuación, la velocidad, fácilmente regulable con voluntad y visión. Si se limita la velocidad máxima de circulación, se posibilita la convivencia segura, al menos así lo han entendido en otras ciudades, otros países, donde hablar de Zonas 30 ya es tema instalado y aceptado. Acá estamos más retro, estamos haciendo el mismo camino errado de pensar que la solución es segregar, llenar de ciclovías o de lamentarnos por no tenerlas mientras tanto.


Y hasta que eso pase, unos irreflexivamente seguirán centrando la criminalidad en los conductores más que en los organizadores del sistema.


Otros, continuarán lucrando al amparo de consultoras, constructoras o en cargos públicos, con la construcción de infraestructura cara e ineficiente, para el tránsito rápido motorizado, o para el tránsito liviano enjaulado (ciclovías).


Resumiendo:


No comparto el solicitar a las autoridades la aplicación de la debida condena para los choferes.


Me inclino por apoyar a las familias de las víctimas, e incluso a los mismos choferes en caso de que fueran inocentes, lo cual insisto, para mí es un tema secundario, para solicitar la aplicación de la debida condena de autoridades políticas, ingenieros, legisladores y urbanistas responsables de transformar nuestras vías en escenarios para que la muerte se haga presente.


Tema complejo, necesario de debatir, urgente de hacer sentir incluso obligar, la participación ciudadana transversal y equitativa. ¿Cuántas víctimas más lamentaremos hasta que recuperemos las calles para la gente, de las garras del transporte motorizado?